sábado, 17 de marzo de 2007

Ningún lugar está Lejos....

Después de un tiempo, uno aprende la sutil diferencia entresostener una mano y encadenar un alma; y uno aprende que elamor no significa acostarse y que una compañía no significaseguridad, y uno empieza a aprender... Que los besos no son contratosy los regalos no son promesas, y uno empieza a aceptar susderrotas con la cabeza alta y los ojos abiertos, y uno aprende aconstruir todos sus caminos en el hoy; porque el terreno demañana es demasiado inseguro para planes... Y los futuros tienenuna forma de caerse en la mitad. Y después de un tiempo uno aprendeque si es demasiado, hasta el calor del sol quema. Así que unoplanta su propio jardín y decora su propia alma, en lugar de esperara que alguien le traiga flores. Y uno aprende que realmente puedeaguantar, que uno realmente es fuerte, que uno realmente vale,y con el tiempo aprendes que estar con alguien porque te ofreceun buen futuro significa que tarde o temprano querrás volver atu pasado. Con el tiempo comprendes que sólo quien es capaz deamarte con tus defectos, sin pretender cambiarte, puede brindartetoda la felicidad que deseas. Con el tiempo te das cuenta de quesi estás al lado de esa persona sólo por acompañar tu soledad,irremediablemente acabarás deseando no volver a verla. Con eltiempo entiendes que los verdaderos amigos son contados, y queel que no lucha por ellos tarde o temprano se vera rodeado sólode amistades falsas. Con el tiempo aprendes que las palabras dichasen un momento de ira pueden seguir lastimando a quien heriste,durante toda la vida. Con el tiempo aprendes que disculparcualquiera lo hace, pero perdonar es sólo de almas grandes.Con el tiempo comprendes que si has herido a un amigo duramente,muy probablemente la amistad jamás volverá a ser igual. Con eltiempo te das cuenta de que aunque seas feliz con tus amigos, algúndía llorarás por aquellos que dejaste ir. Con el tiempo te das cuentade que cada experiencia vivida con cada persona es irrepetible.Cada día que pasa, son 24 horas menos que me quedan de vida...de tiempo... hacia esa irremediable muerte en un mundo agobiado,desbastado, violento y envenenado de drogas y prostitución...Quizás Dios o la vida quieren que yo conozca a las personasequivocadas para cuando encuentre la correcta …sepa reconocerla ...por eso te digo: No dejes de buscar lo que amas o terminaras amandolo que encuentres.....y si buscas el amor......El verdadero Amor nopuede hallarse donde no existe ni ocultarse donde existe...Así que a pesar de encontrarme en la oscuridad de una cuevaqueda la penumbra de una vela, todavía queda el resquicio de unagrandiosa ilusión que poco a poco se irá cumpliendo. Espero queesto sea verdad. No busco nada en particular, bueno si....Una persona que llene mi vida, que me aparte de la soledad.

martes, 20 de febrero de 2007

Multiplicar la Esperanza...

Había dos hombres muy enfermos, ocupando la misma habitación en un hospital.

A uno se le permitía sentarse en su cama cada tarde, durante una hora, para ayudarle a drenar el líquido de sus pulmones. Su cama daba a la única ventana de la habitación.

El otro hombre tenía que estar todo el tiempo boca arriba. Los dos charlaban durante horas. Hablaban de sus mujeres y sus familias, sus hogares, sus trabajos, su estancia en el servicio militar, donde habían estado de vacaciones..

Cada tarde, cuando el hombre de la cama junto a la ventana podía sentarse, pasaba el tiempo describiendo a su vecino todas las cosas que podía ver desde la ventana. El hombre de la otra cama empezó a desear que llegaran esas horas, en que su mundo se ensanchaba y cobraba vida con todas las actividades y colores del mundo exterior.

La ventana daba a un parque con un precioso lago, patos y cisnes jugaban en él. Tan pronto como lo consideró apropiado, despues del fallecimiento de su compañero de habitación, que tantos bellos relatos del mundo le hacía cada tarde, el otro hombre pidió ser trasladado a la cama al lado de la ventana. La enfermera le cambió encantada y, tras asegurarse de que estaba cómodo, salió de la habitación.

Lentamente, y con dificultad, el hombre se irguió sobre el codo, para lanzar su primera mirada al mundo exterior; por fin tendría la alegría de verlo él mismo. Se esforzó para girarse y mirar por la ventana al lado de la cama...y se encontró con una pared blanca.

El hombre preguntó a la enfermera que podría haber motivado a su compañero muerto para describir cosas tan maravillosas a través de la ventana. La enfermera le dijo que el hombre era ciego y que no habría podido ver ni la pared: "Quizás sólo quería animarle a usted".

El dolor compartido es la mitad de una pena, pero la felicidad, cuando se comparte, se multiplica.